Left Hand Path - ENTOMBED (1990)

01- Left Hand Path
02- Drowned
03- Revel in Flesh
04- When Life Has Ceased
05- Supposed to Rot
06- But Life Goes On
07- Bitter Loss
08- Morbid Devourment
09- Abnormally Deceased
10- The Truth Beyond


Antes de empezar a disertar sobre la música que contiene este disco, me gustaría aclarar dos conceptos. Me perdonaréis, pero es total y absolutamente indispensable que lo haga.

Si hablamos en clave Death Metal:

1/ 'Left Hand Path' es el Santo Grial.

2/ Nicke Andersson es Jesucristo.

Amén.

Bien. Empezaré de la peor manera posible. O sea, con una pregunta.
¿'Left Hand Path' o el mejor disco de la historia del Death Metal? Por pragmatismo, la primera porque es la forma más corta de decirlo, pero en cualquier caso, nos hallamos ante el disco que para bien o para mal cambio por completo las reglas del juego (Cómo la peli de Renoir!). Después de que aquel junio del '90, Earache soltara la bomba, ya nada volvió a ser igual. Desconozco si alguno de vosotros conoce algún trabajo de alguna banda que supusiera lo mismo en su género (Cream, Zeppelin, Black Sabbath, Bathory, realmente no sé...) pero lo que está claro es que la cara del Death Metal mutó fatalmente después de que 'Left Hand Path' saliera a la arena del circo y se zampara a los gladiadores, a los leones, al público y hasta al vendedor de palomitas.

Bandas como Possessed, Mantas/Death, Deathstrike o los míticos Repulsion, habían sentado las bases, dando nombre y forma a la criatura. Al poco, lejos de los EEUU y concretamente en las Islas Británicas, Carcass, Bolt Thrower y Napalm Death siguieron el proceso y ya retroceder no era factible. La criatura había sido despertada y alguien iba a pagar las consecuencias...

1989, es el año de la fractura. Ese año, el Death Metal se confirmó como el heredero natural para suceder al moribundo Thrash Metal que herido de muerte, veía como sus hijos más queridos empezaban a emprender su propio rumbo librándose de sus ligaduras más tradicionales y de sus raíces procedentes del Heavy Metal tradicional del primer tercio de los '80. Como decía, 1989 es el año clave para entender dónde y cuándo el Death Metal empieza a convertirse en el género más agresivo y aplastante que nunca hubiera conocido la tierra. En mi opinión lo sigue siendo y siempre lo será.

Aquel año, tuvieron lugar 4 lanzamientos que marcarían el futuro del género y que fijarían las bases del Death Metal moderno:

Carcass - Symphonies of Sickness
Bolt Thrower - Realm of Chaos
Morbid Angel - Altars of Madness
Obituary - Slowly We Rot

Casi nada. La biblia en verso con el libro gordo de petete y todo ello aderezado con frosties y quesitos de la vaca que ríe. Grande!
Y efectivamente. La vaca reía con motivos de sobra.

Ese mismo año, fueron catapultados también el 'The Awakening' de los maníacos thrashers suecos Merciless y como todos sabéis, Sepultura sacudía los cimientos de la tierra con su apocalíptico 'Beneath the Remains'. Estos dos álbumes, no pertenecían exactamente a las coordenadas Death Metal, pero su influencia sobre la generación que se acercaba sería absolutamente crucial.

Mientras todo esto tenía lugar, en alguna oficina del Reino Unido (concretamente en Nottingham), alguien reía todavía más que la vaca (qué ya es decir), y su nombre era Digby Pearson, propietario de la escudería Earache. En 1989, absolutamente nadie podía competir con el catálogo de Earache. Después de unos comienzos algo dudosos dando cobertura a grupos Crust/Grind como Heresy, Napalm Death (que en el 88 ya darían la primera campanada con el capital 'From Enslavement to Obliteration'), Unseen Terror, O.L.D. o los olvidados Sore Throath, la compañia iba a virar 180º y pronto cambiaría su estrategia de mercado. Empezaba la operación Death Metal

Aquel año de 1989, Earache sacaba de una tacada tres de los cuatro discos que nombraba anteriormente, y de propina se regaló con otra masacre sónica de proporciones ciclópeas, el 'World Downfall' de los zumbados Terrorizer. Pero la vuelta de tuerca estaba por llegar...

Por si todavía no lo habéis intuido, 1989 fue un año crucial para el movimiento; Capital yo diría. Pero el año que venía, iba a ser definitivamente el de la explosión del género en todo su apogeo. Después de casi 3 años en la brecha, Nicke Andersson y su banda por fin conseguían editar su primer trabajo profesional.

El joven Andersson que había desperdiciado sus días de cole dibujando en los libros, calaveras y logos de Kiss y Slayer, decidió que había llegado el momento de montar su propia banda y de dar el salto definitivo desde el tumulto de la multitud hasta el escenario, donde la gente los adoraría como los nuevos mesías de de la escena.

Durante el período (1987-1989), Nihilist se pelaron el culo tocando en una infinidad de centros cívicos, clubes de mala muerte, casas okupa y allá donde los dejaran hacer ruido. Tres demos (dos de ellas posteriormente editadas en formato 7") los habían situado en el mapa del underground extremo escandinavo, pero el recorrido todavía era muy largo para llegar codearse con sus ídolos Autopsy (no me olvido de su mítico 'Severed Survival' también del '89) y por aquel entonces, el sueño todavía parecía del todo imposible.

Llegó 1989 y con él, también algunos cambios. El primero, que Nihilist dejaban de existir para reencarnarse Entombed, y el resto es historia. En otro orden de cosas, Johnny Hedlund abandonó la banda para formar sus inconfundibles Unleashed, después de una tormentosa y traumática salida, y el bajista Leffe Cuzner, emigraba junto a su familia, dejando el bajo huérfano y sin propietario.
En la foto quedaban Alex, Uffe, Lars-Goran y como no, Nicke.
Es la leyenda de una banda formada por chavales cargados de ilusión y sin pretensiones, que jugando a ser músicos, conquistaron el trono del Death Metal, convirtiéndose en la encarnación más perfecta jamás conocida dentro del género.

Cuando en 1989 Entombed estamparon su firma sobre el contrato que los ligaría a Earache por tres discos, ninguno de sus integrantes puso un solo dedo sobre el papel. En su lugar, los que firmaron el documento, fueron sus papás, ya que los chavales no tenían la edad legal para firmar un contrato y si esto no demuestra el genio precoz y la extraordinaria magnitud de esta banda, que venga Tony Iommi y lo vea.

MOSH21. Esta fue la referencia del disco. La rueda empezaba a girar.
Con el disco en las manos, y sin haber sacado el precinto todavía, uno sabía que aquello era algo completamente nuevo y diferente. Realmente, nada particular hacía advertir que aquello no fuera otra cosa que no fuera un disco más dentro de un género que empezaba a dar sus primeros pasos, pero el artwork de Dan Seagrave, ya revelaba en cierto modo, que las formas de aquellos cuatro mocosos del distrito de Skärholmen, diferían ligeramente de las de los grupos importados desde los US. Y vaya si diferían. Como la noche y el día.
La lápida que reposa a la izquierda de la legendaria portada reza lo siguiente:

"Aquí arden las almas de 1,000 generaciones. Únete al Club..."

Como no puede ser de otro modo, el mejor disco de la historia de un género debe empezar con la mejor canción de la historia del género, y eso es lo qué es 'Left Hand Path'. El principio, nos confundía y nos dejaba a la expectativa con ese agonizante lamento acompañado de unas espeluznantes cuerdas, pero apenas transcurridos siete segundos la máquina empezaba a carburar y ya no iba a parar hasta el final. No había vuelta atrás. Entombed habían llegado para quedarse.

Lógicamente, esta no era la primera grabación que se había llevado a cabo en el lugar, pero es oficialmente en este momento, en el segundo (00:07) de 'Left Hand Path' cuando nace y tiene origen el denominado Sonido Sunlight que iba a definir categóricamente cómo iban a sonar 8 de cada 10 producciones Death Metal de ahora en adelante. La producción era algo absolutamente diferente a todo lo que se había estilado hasta el momento. Las guitarras de Cederlund y Hellid (ojo, Andersson escribió casi todo el material) sonaban como nunca antes había sonado una guitarra, pero es que además, el bajo y en particular las percusiones de Andersson sonaban con la misma claridad atronadora y dejaban al aficionado al género de 1990 completamente patidifuso. Simplemente. Estaban a años luz del resto.
El talento y el genio estaban ahí, pero el buen hacer del productor Tomas Skogsberg, no hizo sinó redimensionar a la enésima potencia el sonido ya de por sí demoledor de la banda. Aquel sonido crispante, denso y abrumador a partes iguales, situó a Entombed en la cresta de una ola, sobre la cual solo ellos podían surfear con alguna garantía de no partirse la cabeza. Con el paso del tiempo, otros también subirían, pero Entombed fueron los primeros.

Como es de justicia, todos debemos reconocer a Tomas Skogsberg como uno de los principales culpables del resultado final del disco. De la noche al día, sus manos sabias al mando de una tabla de mezclas se convertirían en las más codiciadas del momento entre los cientos de bandas que empezaban a grabar sus primeros discos y que sólo querían sonar como Entombed en su primer trabajo.

Ahora bien, al margen de la brillante labor del experto productor, uno no puede perder de vista que aquellos enanos de apenas 17 años, habían acudido al estudio con los deberes muy pero que muy bien hechos. La grabación tuvo lugar en diciembre de 1989 y el verano del año siguiente... ¡ZAS! ¡¡¡En toda la boca!!!

Como decía, 'Left Hand Path' es la banda sonora de aquella generación Death Metal y por extensión el mejor tema de la historia de un género que seguiría avanzando, pero que ya no ofrecería nunca más una obra de semejante calibre. Los riffs de 'Left Hand Path', son sencillamente indescriptibles. Inconcebibles del todo en la cabeza de un crío de 16 años, pero es que los más grandes lo son desde que se mean en la cuna. Nominalmente, Nicke Andersson era el batería de la banda, pero al margen de lo qué todo el mundo sabía, era también el que escribía casi todo el material (me refiero a todos los instrumentos) y las letras. Además, también fue él quien diseñó el logo de la banda, y quien se encargó del artwork de todos sus trabajos, hasta que el venerado Dan Seagrave (Morbid Angel, Malevolent Creation, Suffocation, Gorguts, etc) se cruzó providencialmente en su camino. La historia de Nicke Andersson, la leyenda yo diría, da mucho de sí. Da tanto de sí, que su influencia no solo afecta a sus bandas, sino a las de sus colegas de la época, como por ejemplo Dismember.

Retomemos 'Left Hand Path'. El tema discurre por cauces absolutamente demenciales, y prestando atención al desarrollo de cada una de sus secciones y el modo en el cual se entrelazan, uno advierte de nuevo, el hecho de que Entombed y más en particular su alma mater, Nicke Andersson, jugaba en una liga aparte, como la parte final del tema.
La parte final, mezclando un nivel de atmósfera apabullante y una profundidad insoportablemente insondable, nos mostraba la cara más relajada de la banda (por poco tiempo) en perfecta harmonía con las notas compuestas por Fred Myrow y Malcolm Seagrave (coincidencias de la vida) para la banda sonora de 'Phantasm' (Don Coscarelli, 1979).
Las rítmicas aquí cobran un protagonismo principal, incluso cuando en (05:09) las cuerdas de Cederlund lloran una melodía sobrecogedora.
Concretamente, esta es la mejor parte de la mejor canción del mejor disco de Death Metal que nunca se ha parido; ¿Lo pilláis?

Respecto a las letras, no hay que olvidar que tan solo eran críos y como tales, de poco más podían hablar al margen de nada más que no fueran pelis de zombis, cómics, sangre, calaveras, muerte y caos. Fantásticos ingredientes, por otra parte. Desafortunadamente, ninguna edición ha incluido nunca todas las letras del disco (tan solo las del primer corte), por lo que algunas de ellas residen todavía en el anonimato, ya que hacen falta tiempo y una voluntad de acero, para discernir todo lo qué llegar a gruñir el bueno de Petrov.

El resto de temas, forman parte igualmente del patrimonio universal del Death Metal. 'Drowned', 'Revel in Flesh' y 'When Life Has Ceased' (¿en la parte central ruge Petrov o un oso de las cavernas?) son la tríada que sucede al gran himno, y destacar alguna de las tres por encima del resto es como tener que escoger entre tus hijos, pero haciendo un esfuerzo afirmaría, que es definitivamente 'Revel In Flesh' la que destripa los límites de la brutalidad como ninguna otra. Únicamente tomando como botón de muestra su demoledora apertura y el riff mastodóntico que reposa en el segundo (02:03) del tracking time, uno podría justificar tal aseveración. De nuevo las rítmicas entran a ritmo de estampida en (02:37) sacudiendo hasta el rincón más escondido del Planeta Tierra y uno llega a la conclusión, de que quitar o añadir una sola nota a este descomunal monumento a la música, sería irreparable y fatídico.

'Supposed to Rot' y 'But Life Goes On' siguen con la carnicería y estos dos temas, gestados durante los primeros años de su trayectoria, marcan la etapa intermedia del disco sin bajar la intensidad o el nivel de inspiración un solo ápice. Lo que es 'Paranoid' a Black Sabbath, es aplicable a 'But Life Goes On' respecto a Entombed. Es un himno intrínsecamente ligado a todo aquel que sienta un mínimo de aprecio por el género Death Metal. El riff en (01:56) es para irse con él a la tumba. Andersson, el culpable.

'Bitter Loss' se revela como otro coloso que no toca techo. Sus primeras notas ya hacen presagiar que algo horripilante va a suceder, y esto se confirma en (00:27) cuando Nicke sacude sus cymbals con un blast-beat marca de la casa, acompañado de la rítmica de Alex Hellid (el hombre silencioso) que disfruta cercenando tímpanos indiscriminadamente. Probablemente una de las performances más brillantes de LG, sino la mejor, en toda su dilatada carrera.

'Morbid Devourment' y 'Abnormally Deceased' nos aproximan al final (en realidad no, porque volveremos a darle al play) del álbum, y por lo visto aquí no hay margen para descansitos ni para tonterías. Estos dos temas, son otros dos trallazos a tumba abierta que reflejan el espíritu indomable e inconformista de unos chavales del extra-radio de Estocolmo, que lucharon por un sueño y que lo alcanzaron porque lo merecieron más que nadie. El talento de Andersson y del resto está fuera de duda, pero si por algo descollaron Entombed en sus primeras épocas, fue por el hecho de ser capaces de liderar y aglutinar a una generación entera de jóvenes disconformes con su entorno, dando lugar al movimiento más original, masivo e irrepetible en la historia del Metal. No es cosa de tomar a broma o menoscabo, pero ciertamente el Death Metal ha sido el único género originado por adolescentes de 15/16 años. Por lo menos, esto es lo que sucedió en la gris y fría Suecia de finales de los '80.

Llegamos a 'The Truth Beyond' y Entombed, se cuelgan los galones de Jefe que ya nadie les podría quitar. Para ser más exactos, los entregarían por voluntad propia después de coronarse con el descacharrante 'Wolverine Blues' del '93, pasando el relevo a los apoteósicos At The Gates. Entombed eran historia. Tiempo de cambios.

'Left Hand Path' es unos de esos pocos discos, que no es un disco.
En otra palabras; Es algo más que un disco. ¿Por qué?
Es eso y más, porque ofrece un 100% de pericia y talento musical.
Porque ofrece un 100% de originalidad en un estilo en el que no es nada fácil diferenciarse del resto. Demasiada mediocridad hoy día.
Porque ofrece un 100% de compromiso y sentido del deber con una causa; Entombed abrieron las puertas del mercado al resto de bandas suecas que infestarían la gloriosa escena Death Metal de los '90.
Porque ofrece un 100% en concepto de calidad del producto, que tanto por su portada, su música y sus letras, marcaron el standard a seguir para el resto de bandas del planeta Death Metal.
Y finalmente; Porque representa y encarna como nada más, a un tiempo y una época en la que los únicos motivos para dedicarse a la música eran estar con los colegas, beberse una birrillas y pasar un buen rato. ¿Quién puede decirme que esa no es una de las mejores etapas de su vida? Si alguien no es capaz de ver esto, me apiado de él.

Luego vendrían 'Clandestine' y 'Wolverine Blues'. Los adolescentes pasarían el relevo a los jóvenes, y Entombed entraría a formar parte de la industria discográfica a nivel profesional a full-time. Típico.
Uno tenía que ganarse el pan y seguir creciendo, y eso es lo que hicieron, olvidándose de lo grandes que llegaron a ser precisamente cuando no se consideraban nada más que una banda pequeña.

Así, amiguitos, es como termina la hermosa historia de Entombed, pero no la del brillante Nicke Andersson, que al frente de los Hellacopters (y los feroces Death Breath), sigue demostrando que ha nacido para hacer feliz a la gente que todavía se apasiona con la música.


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